
EPISTEMOLOGÍA DE LAS CIENCIAS O CÉDULA DE CIUDADANÍA PARA LAS CIENCIAS.
BASADO TEXTO: Parra, Alberto. Interacción del saber científico en perspectiva teológica. Theologica Xaveriana N 112, Oct-Dic. 1994. p. 401-424; Parra, Alberto. Hacia la legitimación del creer. Theologica Xaveriana N 150 de 2004. p. 281-298
Texto 1: ¿Qué legitima la teología desde la epistemología de la ciencia? Parra reconoce que la teología es el escenario idóneo para la praxis. Las ciencias naturales tienen interés por la praxis instrumental, las ciencias hermenéuticas se interesan por la praxis comunicativa y las ciencias sociales, por la praxis liberadora (Cf. Parra, Th. X. 112, p. 406).
Texto 2: ¿Quién legitima el creer? Para Parra es en el sujeto mismo y su experiencia de fe.
¿Para qué legitimar la teología? a) para entrar en diálogo con las ciencias; b) para responder a las necesidades actuales; c) para ser creíble. Es curioso que su legitimidad tenga que ver con el interés. El interés, con la finalidad. El esfuerzo de legitimación se sitúa en el deseo de servir. Lo curioso del asunto es que no la legitima su origen o principio, sino su teleología, su misión en el mundo.
CRÍTICA: ¿Por qué estamos obligados a legitimarnos? La teología continúa dependiendo del discurso filosófico. ¿No tiene independencia? En el caso de la propuesta de Parra, la teología se mueve en las ciencias naturales, hermenéuticas y sociales. De nuevo, ¿Dónde radica su independencia? Si el esfuerzo de la teología es mostrarse como ciencia, será ciencia al lado de otras ciencias; si el esfuerzo es mostrarse según su origen, es sabiduría. El problema de este último enfoque es la manipulación del Nombre de Dios.
AUTOBIOGRAFÍA DE LA FE: La teología se preocupa del acontecer de Dios en la existencia. No se interesa por el problema material (vih), sino, por la revelación en la experiencia del sujeto. No se interesa por la realidad de pobreza (esto es propio de la sociología-política), sino por lo que Dios dice de la pobreza. Dejar que Dios hable, y también que la pobreza le hable a Dios. Y Dios lo dice en el sujeto. Por eso, la teología es autobiografía de fe. En la injusticia más terrible, ahí no está Dios, pero es el mejor lugar para encontrarlo. La autobiografía indica que el método teológico debe partir del sujeto y su existencia, no es fecundo hacerla partir del método abstracto.